"Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo".
"Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo".
"Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo".
"Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo".
"Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo".
Por Gonzalo Larraguibel
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Por Gonzalo Larraguibel
Por Gonzalo Larraguibel
Por Gonzalo Larraguibel
Columna de opinión publicada originalmente en Pulso
24 de agosto de 2021
Columna de opinión publicada originalmente en Pulso
24 de agosto de 2021
Columna de opinión publicada originalmente en Pulso
24 de agosto de 2021
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24 de agosto de 2021
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24 de agosto de 2021
Gonzalo Larraguibel
Socio Fundador, Virtus Partners
Gonzalo Larraguibel
Socio Fundador, Virtus Partners
Por múltiples factores, entre otros la pandemia, la transformación digital ha cobrado un rol prioritario en las organizaciones. Así lo evidencia la tercera edición de nuestro Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), donde 92% de las grandes compañías señalaron entender la urgencia que esta representa para su industria. Sin embargo, a pesar de que 81% sostienen que el COVID-19 las llevó a acelerar este proceso, lo cierto es que su evolución digital ha sido más bien lenta, en gran parte, debido a sus liderazgos.
Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo. En el caso de las startups, estas cifras se elevan a 100% y 71%, respectivamente.
A esta falta de foco y estrategia se suma que si bien 84% de las grandes empresas cuentan con un esquema de gobierno senior (gerente general o de primera línea) que impulsa las iniciativas digitales, la verdad es que estos líderes no siempre contarían con las habilidades necesarias para guiar con éxito los procesos de transformación. Nuevamente, mientras 100% de las startups sostienen que sus líderes experimentan activamente y 88% dicen que constantemente se atreven a romper paradigmas, en el caso de las grandes empresas solo 56% y 63% afirman lo mismo, no estando claro además el rol y entendimiento del directorio en el tema.
Durante este año hemos visto una impresionante evolución del ecosistema nacional de startups, con casos como el de Cornershop, NotCo y Betterfly, entre muchos otros. A pesar de comenzar con recursos bastante inferiores a los de las grandes empresas del país, están generando enormes disrupciones en el mercado local e internacional gracias a que sus líderes fueron capaces de enlazar un propósito superior, definido a partir de una necesidad no cubierta, con tecnología y modelos de negocios disruptivos que los han llevado a conquistar a importantes inversionistas, así como también a numerosos clientes, grandes talentos y a una buena parte de la sociedad.
En nuestra experiencia, las habilidades técnicas y adaptativas del equipo de gobierno y de liderazgo, así como el foco que este le dé al proceso de transformación digital, serán claves en sus resultados. Es más, las organizaciones más avanzadas entienden que este ha dejado de ser una responsabilidad aislada del CIO para convertirse en un esfuerzo estratégico liderado por el CEO con apoyo del Directorio, el cual debe involucrar a toda la organización.
Así como el mundo está cambiando en múltiples dimensiones, desde lo tecnológico a lo medioambiental, político, económico y social, las organizaciones deben ser capaces de evolucionar en sintonía hacia la era cognitiva, dejando atrás la industrial. Para ello, el primer paso es que tanto el controlador como la alta dirección generen consciencia de la necesidad de cambiar, coconstruyendo un propósito inspirador y el ambiente socioemocional necesario para que realmente el cambio se produzca. Aquí tan importante como el ser es el parecer, lo que implica involucrarse y colaborar activamente para vencer la natural resistencia al cambio, generando un mindset que, más allá de centrarse en simplemente reaccionar a los desafíos, se abra a explorar lo nuevo, a innovar y aprovechar las oportunidades que ofrece este escenario en permanente evolución. ¿Dónde está usted, entre aquellos que lideran y se abren a las oportunidades o entre los que miran desde el miedo a salir de la zona de confort y la desconfianza pensando que esta es una moda que pasará?
Por múltiples factores, entre otros la pandemia, la transformación digital ha cobrado un rol prioritario en las organizaciones. Así lo evidencia la tercera edición de nuestro Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), donde 92% de las grandes compañías señalaron entender la urgencia que esta representa para su industria. Sin embargo, a pesar de que 81% sostienen que el COVID-19 las llevó a acelerar este proceso, lo cierto es que su evolución digital ha sido más bien lenta, en gran parte, debido a sus liderazgos.
Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo. En el caso de las startups, estas cifras se elevan a 100% y 71%, respectivamente.
A esta falta de foco y estrategia se suma que si bien 84% de las grandes empresas cuentan con un esquema de gobierno senior (gerente general o de primera línea) que impulsa las iniciativas digitales, la verdad es que estos líderes no siempre contarían con las habilidades necesarias para guiar con éxito los procesos de transformación. Nuevamente, mientras 100% de las startups sostienen que sus líderes experimentan activamente y 88% dicen que constantemente se atreven a romper paradigmas, en el caso de las grandes empresas solo 56% y 63% afirman lo mismo, no estando claro además el rol y entendimiento del directorio en el tema.
Durante este año hemos visto una impresionante evolución del ecosistema nacional de startups, con casos como el de Cornershop, NotCo y Betterfly, entre muchos otros. A pesar de comenzar con recursos bastante inferiores a los de las grandes empresas del país, están generando enormes disrupciones en el mercado local e internacional gracias a que sus líderes fueron capaces de enlazar un propósito superior, definido a partir de una necesidad no cubierta, con tecnología y modelos de negocios disruptivos que los han llevado a conquistar a importantes inversionistas, así como también a numerosos clientes, grandes talentos y a una buena parte de la sociedad.
En nuestra experiencia, las habilidades técnicas y adaptativas del equipo de gobierno y de liderazgo, así como el foco que este le dé al proceso de transformación digital, serán claves en sus resultados. Es más, las organizaciones más avanzadas entienden que este ha dejado de ser una responsabilidad aislada del CIO para convertirse en un esfuerzo estratégico liderado por el CEO con apoyo del Directorio, el cual debe involucrar a toda la organización.
Así como el mundo está cambiando en múltiples dimensiones, desde lo tecnológico a lo medioambiental, político, económico y social, las organizaciones deben ser capaces de evolucionar en sintonía hacia la era cognitiva, dejando atrás la industrial. Para ello, el primer paso es que tanto el controlador como la alta dirección generen consciencia de la necesidad de cambiar, coconstruyendo un propósito inspirador y el ambiente socioemocional necesario para que realmente el cambio se produzca. Aquí tan importante como el ser es el parecer, lo que implica involucrarse y colaborar activamente para vencer la natural resistencia al cambio, generando un mindset que, más allá de centrarse en simplemente reaccionar a los desafíos, se abra a explorar lo nuevo, a innovar y aprovechar las oportunidades que ofrece este escenario en permanente evolución. ¿Dónde está usted, entre aquellos que lideran y se abren a las oportunidades o entre los que miran desde el miedo a salir de la zona de confort y la desconfianza pensando que esta es una moda que pasará?
Por múltiples factores, entre otros la pandemia, la transformación digital ha cobrado un rol prioritario en las organizaciones. Así lo evidencia la tercera edición de nuestro Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), donde 92% de las grandes compañías señalaron entender la urgencia que esta representa para su industria. Sin embargo, a pesar de que 81% sostienen que el COVID-19 las llevó a acelerar este proceso, lo cierto es que su evolución digital ha sido más bien lenta, en gran parte, debido a sus liderazgos.
Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo. En el caso de las startups, estas cifras se elevan a 100% y 71%, respectivamente.
A esta falta de foco y estrategia se suma que si bien 84% de las grandes empresas cuentan con un esquema de gobierno senior (gerente general o de primera línea) que impulsa las iniciativas digitales, la verdad es que estos líderes no siempre contarían con las habilidades necesarias para guiar con éxito los procesos de transformación. Nuevamente, mientras 100% de las startups sostienen que sus líderes experimentan activamente y 88% dicen que constantemente se atreven a romper paradigmas, en el caso de las grandes empresas solo 56% y 63% afirman lo mismo, no estando claro además el rol y entendimiento del directorio en el tema.
Durante este año hemos visto una impresionante evolución del ecosistema nacional de startups, con casos como el de Cornershop, NotCo y Betterfly, entre muchos otros. A pesar de comenzar con recursos bastante inferiores a los de las grandes empresas del país, están generando enormes disrupciones en el mercado local e internacional gracias a que sus líderes fueron capaces de enlazar un propósito superior, definido a partir de una necesidad no cubierta, con tecnología y modelos de negocios disruptivos que los han llevado a conquistar a importantes inversionistas, así como también a numerosos clientes, grandes talentos y a una buena parte de la sociedad.
En nuestra experiencia, las habilidades técnicas y adaptativas del equipo de gobierno y de liderazgo, así como el foco que este le dé al proceso de transformación digital, serán claves en sus resultados. Es más, las organizaciones más avanzadas entienden que este ha dejado de ser una responsabilidad aislada del CIO para convertirse en un esfuerzo estratégico liderado por el CEO con apoyo del Directorio, el cual debe involucrar a toda la organización.
Así como el mundo está cambiando en múltiples dimensiones, desde lo tecnológico a lo medioambiental, político, económico y social, las organizaciones deben ser capaces de evolucionar en sintonía hacia la era cognitiva, dejando atrás la industrial. Para ello, el primer paso es que tanto el controlador como la alta dirección generen consciencia de la necesidad de cambiar, coconstruyendo un propósito inspirador y el ambiente socioemocional necesario para que realmente el cambio se produzca. Aquí tan importante como el ser es el parecer, lo que implica involucrarse y colaborar activamente para vencer la natural resistencia al cambio, generando un mindset que, más allá de centrarse en simplemente reaccionar a los desafíos, se abra a explorar lo nuevo, a innovar y aprovechar las oportunidades que ofrece este escenario en permanente evolución. ¿Dónde está usted, entre aquellos que lideran y se abren a las oportunidades o entre los que miran desde el miedo a salir de la zona de confort y la desconfianza pensando que esta es una moda que pasará?
Por múltiples factores, entre otros la pandemia, la transformación digital ha cobrado un rol prioritario en las organizaciones. Así lo evidencia la tercera edición de nuestro Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), donde 92% de las grandes compañías señalaron entender la urgencia que esta representa para su industria. Sin embargo, a pesar de que 81% sostienen que el COVID-19 las llevó a acelerar este proceso, lo cierto es que su evolución digital ha sido más bien lenta, en gran parte, debido a sus liderazgos.
Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo. En el caso de las startups, estas cifras se elevan a 100% y 71%, respectivamente.
A esta falta de foco y estrategia se suma que si bien 84% de las grandes empresas cuentan con un esquema de gobierno senior (gerente general o de primera línea) que impulsa las iniciativas digitales, la verdad es que estos líderes no siempre contarían con las habilidades necesarias para guiar con éxito los procesos de transformación. Nuevamente, mientras 100% de las startups sostienen que sus líderes experimentan activamente y 88% dicen que constantemente se atreven a romper paradigmas, en el caso de las grandes empresas solo 56% y 63% afirman lo mismo, no estando claro además el rol y entendimiento del directorio en el tema.
Durante este año hemos visto una impresionante evolución del ecosistema nacional de startups, con casos como el de Cornershop, NotCo y Betterfly, entre muchos otros. A pesar de comenzar con recursos bastante inferiores a los de las grandes empresas del país, están generando enormes disrupciones en el mercado local e internacional gracias a que sus líderes fueron capaces de enlazar un propósito superior, definido a partir de una necesidad no cubierta, con tecnología y modelos de negocios disruptivos que los han llevado a conquistar a importantes inversionistas, así como también a numerosos clientes, grandes talentos y a una buena parte de la sociedad.
En nuestra experiencia, las habilidades técnicas y adaptativas del equipo de gobierno y de liderazgo, así como el foco que este le dé al proceso de transformación digital, serán claves en sus resultados. Es más, las organizaciones más avanzadas entienden que este ha dejado de ser una responsabilidad aislada del CIO para convertirse en un esfuerzo estratégico liderado por el CEO con apoyo del Directorio, el cual debe involucrar a toda la organización.
Así como el mundo está cambiando en múltiples dimensiones, desde lo tecnológico a lo medioambiental, político, económico y social, las organizaciones deben ser capaces de evolucionar en sintonía hacia la era cognitiva, dejando atrás la industrial. Para ello, el primer paso es que tanto el controlador como la alta dirección generen consciencia de la necesidad de cambiar, coconstruyendo un propósito inspirador y el ambiente socioemocional necesario para que realmente el cambio se produzca. Aquí tan importante como el ser es el parecer, lo que implica involucrarse y colaborar activamente para vencer la natural resistencia al cambio, generando un mindset que, más allá de centrarse en simplemente reaccionar a los desafíos, se abra a explorar lo nuevo, a innovar y aprovechar las oportunidades que ofrece este escenario en permanente evolución. ¿Dónde está usted, entre aquellos que lideran y se abren a las oportunidades o entre los que miran desde el miedo a salir de la zona de confort y la desconfianza pensando que esta es una moda que pasará?
Por múltiples factores, entre otros la pandemia, la transformación digital ha cobrado un rol prioritario en las organizaciones. Así lo evidencia la tercera edición de nuestro Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV), donde 92% de las grandes compañías señalaron entender la urgencia que esta representa para su industria. Sin embargo, a pesar de que 81% sostienen que el COVID-19 las llevó a acelerar este proceso, lo cierto es que su evolución digital ha sido más bien lenta, en gran parte, debido a sus liderazgos.
Mientras 100% de las startups señalan que han revisado sus modelos de negocio frente a la digitalización, solo 65% de las grandes empresas lo han hecho. Además, solo 67% de estas últimas poseen un propósito claro para su transformación digital y, más preocupante aún, solo 52% poseen un plan de acción claro y robusto para llevarla a cabo. En el caso de las startups, estas cifras se elevan a 100% y 71%, respectivamente.
A esta falta de foco y estrategia se suma que si bien 84% de las grandes empresas cuentan con un esquema de gobierno senior (gerente general o de primera línea) que impulsa las iniciativas digitales, la verdad es que estos líderes no siempre contarían con las habilidades necesarias para guiar con éxito los procesos de transformación. Nuevamente, mientras 100% de las startups sostienen que sus líderes experimentan activamente y 88% dicen que constantemente se atreven a romper paradigmas, en el caso de las grandes empresas solo 56% y 63% afirman lo mismo, no estando claro además el rol y entendimiento del directorio en el tema.
Durante este año hemos visto una impresionante evolución del ecosistema nacional de startups, con casos como el de Cornershop, NotCo y Betterfly, entre muchos otros. A pesar de comenzar con recursos bastante inferiores a los de las grandes empresas del país, están generando enormes disrupciones en el mercado local e internacional gracias a que sus líderes fueron capaces de enlazar un propósito superior, definido a partir de una necesidad no cubierta, con tecnología y modelos de negocios disruptivos que los han llevado a conquistar a importantes inversionistas, así como también a numerosos clientes, grandes talentos y a una buena parte de la sociedad.
En nuestra experiencia, las habilidades técnicas y adaptativas del equipo de gobierno y de liderazgo, así como el foco que este le dé al proceso de transformación digital, serán claves en sus resultados. Es más, las organizaciones más avanzadas entienden que este ha dejado de ser una responsabilidad aislada del CIO para convertirse en un esfuerzo estratégico liderado por el CEO con apoyo del Directorio, el cual debe involucrar a toda la organización.
Así como el mundo está cambiando en múltiples dimensiones, desde lo tecnológico a lo medioambiental, político, económico y social, las organizaciones deben ser capaces de evolucionar en sintonía hacia la era cognitiva, dejando atrás la industrial. Para ello, el primer paso es que tanto el controlador como la alta dirección generen consciencia de la necesidad de cambiar, coconstruyendo un propósito inspirador y el ambiente socioemocional necesario para que realmente el cambio se produzca. Aquí tan importante como el ser es el parecer, lo que implica involucrarse y colaborar activamente para vencer la natural resistencia al cambio, generando un mindset que, más allá de centrarse en simplemente reaccionar a los desafíos, se abra a explorar lo nuevo, a innovar y aprovechar las oportunidades que ofrece este escenario en permanente evolución. ¿Dónde está usted, entre aquellos que lideran y se abren a las oportunidades o entre los que miran desde el miedo a salir de la zona de confort y la desconfianza pensando que esta es una moda que pasará?
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